Es inevitable, todos los padres hemos pasado por esa experiencia. Por el ritmo de entre los pasillos comenzamos a sentir como esos pequeños y dulces angelitos provocan “esas” miradas que todos sabemos. O no lo habéis notado nunca en el cogote? “Mira pobre crío”, “Vaya padres”…. Notas esas afirmaciones mentales especialmente de las “super-abuelas” y como no, las personas que en su día decidieron no tener descendencia.
Esa fusión única que provoca la erupción del pequeño volcán normalmente se origina por el clásico “me compras esas chocolatinas?” o “quiero eso!” seguido del inequívoco sonido del NO! Esa especie de gruñido que sueltan el padre o la madre atormentados por la cantidad de gente que deambula sin rumbo por los pasillos del súper y que porque no decirlo ya de paso, MOLESTAN.
Dicho de otra forma, tienen ese parecido razonable a las señoras que circulan por las aceras y que, sin saber ni como ni porque, eres incapaz de adelantarlas. No os pasa?
Pero eso daría para un post entero para ellas!
Volviendo a los retoños, en ese momento se inicia el “o ellos o nosotros” y es importante mantener un estado sereno demostrando quien manda aquí.
Pero vayamos al origen del problema y espero que en este post, os ayude un poco a prever o anular DE-FI-NI-TI-VA-MEN-TE esas “situaciones” que tanto nos incomodan y que luego comentamos entre risas en una cena con amigos al son de “me lo hubiera comido”. Os adjuntamos unos pequeños consejos….
Haz una lista y revísala DOS VECES. No salgas de casa sin un objetivo claro. De esta forma, podrás tener un control fehaciente del tiempo real que falta por salir del súper y poder regular los esfuerzos durante la tarde. Seria lo que a los maratonianos supone saber cuantos kilómetros deben recorrer.
Un niño alimentado es un niño feliz. NI SE TE OCURRA IR AL SUPER SIN QUE EL NIÑO/A HAYA MERENDADO. Seria un acto de valentía suprema por tu parte juntar el hambre con la tentación de los productos estratégicamente situados en los lineales. Eso es marketing, y al que lo inventó, lo deberíamos….en fin, que eso, que podía haber pensado en otra cosa!
Negocia las normas. Es decir, bajo ningún concepto tu lista de la compra se verá modificada en ningún momento. Ningún producto esta sujeto a cambio. Ni los tuyos propios. Esa norma debe estar negociada ANTES DE SALIR DE CASA.
Añadir que esa norma no se verá alterada ante un producto “nuevo y mejor” que el que se haya puesto en la lista.
La táctica del despiste y/o el juego. Si todo lo anteriormente citado falla, siempre nos queda el marido que llevará al niño al elefante, caballo, coche, avión, barco o cualquier otra cosa que os podáis imaginar transformado en máquina diabólica de engullir euros a una velocidad supersónica. Porque, ¿no os parece que cada vez dura menos tiempo la moneda?
Bien amigos, estos son unos buenos trucos que he aprendido a razón de tozuderias varias con el pequeño monstruito de la casa cuando lo llevamos de compras.. Pero eso era antes, porque ahora con www.prandium.es nos traen los frescos a casa.
Así que ahora, esta historia ya no puedo contarla en presente. Cuando a la gente le pasa esto, nosotros estamos en el parque jugando. A que mola más www.prandium.es ahora?